jueves, 13 de marzo de 2014

RELEVO DE MANDO EN LA CURIA

El relevo de Antonio María Rouco al frente de la Conferencia Episcopal Española pone fin a un liderazgo antiguo, trasnochado e intransigente. El perfil del sustituto, Ricardo Blázquez augura una moderación en las formas, lo que no implica un cambio trascendente.
Uno de los principales problemas de la Iglesia católica española es la pérdida de fieles y de vocaciones religiosas. Los obispos han peleado por mantener su influencia, presionando a los Gobiernos de turno para mantener los privilegios. En un país en el que todavía el 70% de los ciudadanos se considera católico, si bien la mayoría ignora los mandamientos. Menos de un 20% acude con regularidad a los templos.
La Conferencia Episcopal, que conoció tiempos de gloria durante la dictadura, tiene pendiente su propia transición.
Al inaugurar Blázquez su mandato prometió una Iglesia, de puertas abiertas, aunque la vaguedad de sus declaraciones sugiere que optará por la continuidad tanto en cuestiones doctrinales como en la organización. No obstante, de su templanza cabe esperar un cambio de aires frescos frente a un Rouco que, fiel a su carácter, se despidió en la ceremonia de recuerdo de las victimas del 11-M con unas palabras que parecían alimentar una teoría de conspiración que tanto ha tensado durante años la vida política española.

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