Por un lado, Mario Draghi no mete el miedo en el cuerpo con el fantasma de la deflación. Los precios van a bajar y no se cuántas desgracias nos caerán encima.
Por otro lado, Chistine Lagarde y Fátima Báñez nos meten el miedo para que bajemos los salarios.
La pregunta que me acecha sin descanso es ¿pueden los precios subir si los salarios bajan? O al revés, si los precios suben para que no haya deflación y los salarios bajan para que no baje el empleo, ¿dónde va a parar el diferencial que se crea?.
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